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Autismo: ¿Cómo alcanzar un sueño reparador?


La calidad del sueño es fundamental para la salud física y mental de todos los individuos, y aún más para aquellos que se encuentran dentro del espectro autista. La buena calidad de la vigilia, que es el estado de estar despierto y alerta, es crucial para facilitar el aprendizaje y el desarrollo saludable. El sueño reparador es un requisito para una vigilancia de calidad.



No es raro que las personas con autismo luchen contra problemas de sueño. Según estudios realizados por Johnson, K.P y Malow, B.A, (2006); Richdale § Schreck, (2009); Krokowiak y col., (2008), la incidencia de problemas de sueño en personas dentro del espectro autista oscila entre un 40% y un 80%. Esta es una estadística alarmante que subraya la necesidad de abordar eficazmente esta problemática.


“ […] la incidencia de problemas de sueño en personas dentro del espectro autista oscila entre un 40% y un 80%..”

La relación entre el autismo y el sueño es compleja y multifacética. Las anomalías observadas en el sueño REM (Rapid Eye Movement, por sus siglas en inglés, o Movimiento Rápido de los Ojos en español), una etapa crucial del sueño donde se producen la mayoría de los sueños y se procesan las emociones, podrían contribuir a algunos de los aspectos clínicos del autismo.

Valdizán (2006), ha planteado que estas alteraciones en el sueño REM podrían ser una posible explicación a ciertos comportamientos y características observadas en las personas con autismo.

Los desafíos para alcanzar un sueño reparador en el espectro autista son significativos, pero no insuperables. Los padres, cuidadores y profesionales de la salud pueden trabajar juntos para desarrollar rutinas de sueño saludables, modificar los entornos de sueño si es necesario y, cuando sea apropiado, considerar intervenciones médicas o conductuales.

Algunas estrategias efectivas pueden incluir mantener un horario de sueño regular, proporcionar un ambiente tranquilo y relajante a la hora de dormir, y reducir la exposición a pantallas antes de acostarse.


¿Qué es el sueño REM?

El sueño REM es una de las fases del sueño y se caracteriza, como su nombre lo indica, por el movimiento rápido y aleatorio de los ojos detrás de los párpados. Es durante esta fase donde ocurren la mayoría de los sueños.


El sueño humano se divide en ciclos que duran aproximadamente 90 minutos, y cada ciclo se compone de varias etapas de sueño no REM y una etapa de sueño REM. Las primeras fases del sueño son de sueño no REM, y se caracterizan por ser un sueño más ligero y un estado de relajación. A medida que el sueño avanza, entramos en la fase REM, que ocurre aproximadamente después de 90 minutos de haber empezado a dormir.


En el sueño REM, además del movimiento rápido de los ojos, se producen otras características, como un aumento de la frecuencia cardíaca y de la respiración, y la parálisis temporal de los músculos de las extremidades para evitar que actuemos físicamente en nuestros sueños.


Esta, es también una etapa del sueño donde ocurre una gran parte de la consolidación de la memoria y el aprendizaje. Se cree que durante el sueño REM, nuestro cerebro procesa y consolida la información que hemos adquirido durante el día, lo que es esencial para el aprendizaje y la formación de recuerdos a largo plazo.

Dado que el sueño REM juega un papel tan importante en nuestras funciones cerebrales, las alteraciones en esta fase del sueño pueden tener impactos significativos en nuestra salud mental y física.


Impacto en la integración sensorial

La integración sensorial es un proceso por el cual el cerebro recibe, procesa y organiza la información sensorial para que podamos interactuar de manera efectiva con nuestro entorno. Según Reynolds § Lane, 2011, las alteraciones en este proceso están presentes en muchas personas con autismo, y pueden manifestarse como una sensibilidad aumentada o disminuida a ciertos estímulos, dificultades en la coordinación motora, y/o dificultades en el procesamiento de la información sensorial.


El sueño, especialmente el sueño REM, tiene un papel crucial en este proceso de integración sensorial. Durante el sueño REM, nuestro cerebro procesa y consolida la información sensorial que hemos adquirido durante el día. Esto incluye todo, desde los sonidos que hemos escuchado, a las cosas que hemos visto, olido, saboreado y tocado. Esta consolidación de la memoria es esencial para nuestra habilidad para aprender y adaptarnos a nuestro entorno.


Cuando el sueño REM está alterado, como se ha observado en muchas personas dentro del espectro autista, puede tener un impacto en la integración sensorial. Las anomalías en el sueño REM pueden interrumpir el proceso de consolidación de la memoria, lo que puede afectar nuestra capacidad para procesar y responder adecuadamente a la información sensorial.


Esta alteración puede ser especialmente perjudicial para las personas con autismo, que ya pueden tener dificultades con el aprendizaje. La falta de un sueño reparador puede exacerbar estos problemas, dificultando aún más su habilidad para procesar información sensorial y para interactuar de manera efectiva con su entorno.


Es por eso que es fundamental para las personas con autismo, y especialmente para sus padres y cuidadores, entender la importancia del sueño de calidad y trabajar para abordar cualquier problema de sueño que pueda estar presente. La mejora del sueño puede tener un efecto positivo en la integración sensorial, lo que a su vez puede mejorar la calidad de vida y la funcionalidad de las personas con autismo.


Factores que reducen la habilidad de dormir

Los niños con autismo a menudo enfrentan desafíos únicos que pueden dificultar su capacidad para dormir. Aquí hay algunos factores que pueden contribuir a problemas de sueño en niños con autismo:

#1 Trastornos sensoriales: Los niños con autismo a menudo son más sensibles a estímulos sensoriales como luces, sonidos y texturas, lo que puede dificultar el sueño. Por ejemplo, pueden encontrar que las sábanas son demasiado ásperas o que los sonidos nocturnos son demasiado perturbadores.

#2 Ansiedad: La ansiedad puede dificultar la capacidad del niño para relajarse y dormir. Esto puede ser particularmente problemático si el niño tiene miedo de la oscuridad o tiene pesadillas.

#3 Dificultades de rutina: Los niños con autismo a menudo desarrollan sus actividades apoyadas en rutinas y si su rutina habitual de sueño se altera, pueden tener dificultades para dormir.

#4 Problemas médicos: Los problemas médicos, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la epilepsia, y problemas gastrointestinales, son más comunes en niños con autismo y pueden dificultar el sueño.

#5 Uso de dispositivos electrónicos: Al igual que en otros niños, el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse puede dificultar la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño, lo que dificulta la conciliación del mismo.

#6 Medicación: Algunos medicamentos utilizados para tratar síntomas del autismo pueden afectar el sueño. Por ejemplo, algunos medicamentos pueden causar insomnio, mientras que otros pueden hacer que el niño se sienta somnoliento durante el día, dificultando el mantenimiento de un horario de sueño regular.

Es fundamental conocer y abordar estos problemas para ayudar a los niños y adultos dentro del espectro a obtener un sueño de calidad, ya que esto puede tener un impacto significativo en su comportamiento, su aprendizaje y su vida en general.


Factores que mejoran la habilidad del sueño

Existen varias estrategias que pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño en niños con autismo. Aquí una lista con algunas de ellas:

#1 Establecer una rutina de sueño constante: Mantener horarios regulares para acostarse y despertarse puede ayudar a regular el reloj interno y facilitar un sueño más saludable.

#2 Crear un ambiente de sueño tranquilo: Un entorno que sea oscuro, tranquilo y a una temperatura confortable puede ayudar a facilitar el sueño. Para niños con sensibilidades sensoriales, la elección de ropa de cama cómoda y la reducción de ruidos pueden ser particularmente útiles.

#3 Limitar la exposición a la luz azul antes de acostarse: Evitar el uso de dispositivos electrónicos que emitan luz azul (como tablets, computadoras y teléfonos móviles) antes de acostarse puede mejorar la producción de melatonina y facilitar el sueño.

#4 Implementar una rutina de relajación antes de dormir: Prácticas como leer un libro, un baño caliente, o escuchar música tranquila pueden ayudar a relajar al niño antes de acostarse.

#5 Ejercicio regular: El ejercicio físico regular puede ayudar a los niños con autismo a gastar energía y promover un sueño más profundo y reparador.

#6 Restricción de líquidos antes de acostarse: Limitar la ingesta de líquidos antes de acostarse puede reducir las despertares nocturnos por necesidad de ir al baño.

#7 Control médico: Algunos niños con autismo pueden beneficiarse de medicamentos o suplementos como la melatonina para ayudar a regular su sueño. Sin embargo, estas intervenciones siempre deben ser supervisadas por un médico.

#8 Terapias conductuales: Las intervenciones conductuales, como la terapia cognitivo-conductual para el insomnio, pueden ser útiles para enseñar a los niños habilidades de autogestión del sueño. Es importante acudir a un profesional.

Cada niño es único y lo que funciona para un niño puede no funcionar para otro. Por lo tanto, puede ser útil trabajar con un profesional de la salud para personalizar una estrategia de sueño basada en las necesidades específicas del la persona.


Estrategias Sensoriales para abordar los problemas de sueño

Las estrategias sensoriales son especialmente importantes para abordar los problemas de sueño en niños con autismo, debido a sus sensibilidades sensoriales que pueden afectar su sueño. Aquí una lista de estrategias sensoriales que pueden ser útiles:


#1 Mantas pesadas: Usar mantas pesadas puede proporcionar una sensación de presión que puede ser calmante para algunos niños con autismo, ayudándolos a sentirse más seguros y facilitar el sueño.

#2 Ruido blanco o música suave: El uso de ruido blanco o música suave puede ayudar a bloquear otros ruidos que pueden ser molestos y proporcionar un ambiente más relajante para dormir.

#3 Iluminación ajustable: Algunos niños con autismo pueden ser sensibles a la luz. Usar luces regulables o lámparas de noche con una luz suave puede ayudar a crear un ambiente de sueño más cómodo.

#4 Ropa de cama y pijamas de texturas suaves: Elegir ropa de cama y pijamas hechos de materiales suaves puede reducir la irritación en la piel y ayudar a estar más cómodo durante la noche.

#5 Olores calmantes: Utilizar aromaterapia con olores calmantes como la lavanda puede ayudar a relajar al niño antes de dormir.

#6 Objetos de consuelo: Permitir que el niño duerma con un objeto de consuelo, como un juguete suave o una manta, puede proporcionar una sensación de seguridad.

#7 Técnicas de compresión o abrazos: Para algunos niños, las técnicas de compresión o los abrazos antes de acostarse pueden ser calmantes y ayudar a preparar el cuerpo para dormir.

#8 Balanceo o movimiento: El uso de una silla mecedora o hamaca antes de acostarse puede ser calmante para algunos niños con autismo.

#9 Masaje o cepillado de la piel: Un masaje suave o el cepillado de la piel con un cepillo pueden ayudar a calmar el sistema nervioso y facilitar el sueño.

#10 Control de temperatura: Asegurarse de que la habitación esté a una temperatura confortable y usar ropa de cama adecuada puede ayudar a evitar que el niño se sienta demasiado caliente o demasiado frío durante la noche.

Es importante tener en cuenta que cada niño con autismo es único y puede responder de manera diferente a estas estrategias. Es posible que necesite probar varias estrategias y ajustarlas según sus necesidades y preferencias específicas. Además, siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud o terapeuta ocupacional con experiencia en autismo para obtener orientación y apoyo personalizado.

La calidad de la vigilia es esencial para que los niños con autismo estén receptivos al aprendizaje y al desarrollo, proporcionando una base sólida para la adquisición de nuevas habilidades y experiencias; simultáneamente, un sueño reparador revitaliza y restaura nuestro sistema, jugando un papel clave en la consolidación de la memoria, la regulación emocional y la salud física, elementos cruciales para una integración sensorial efectiva y un funcionamiento óptimo.” <>



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Fuentes:

  1. Beth A. Malow et al.: “Characterizing Sleep in Children with Autism Spectrum Disorders: A Multidimensional Approach” publicado en Sleep en 2006.

  2. Amanda L. Richdale: “Sleep problems in autism spectrum disorders: prevalence, nature, & possible biopsychosocial aetiologies” publicado en Sleep Medicine Reviews en 2009.

  3. Ruth O’Hara and colleagues: “Sleep Disturbances in Pervasive Developmental Disorders” publicado en Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry en 1998.

  4. Olivia J. Veatch et al.: “Genetic Variation in Melatonin Pathways in Children with Autism Spectrum Disorder and Comorbid Sleep Onset Delay” publicado en Journal of Autism and Developmental Disorders en 2016.

  5. Karen A. Hollway y Margaret C. Alich: "Sleep in Autism Spectrum Disorders", publicado en Current Sleep Medicine Reports en 2015.

  6. Gail Williams et al.: “Sleep problems in children with autism” publicado en Journal of Sleep Research en 2004.




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Equipo Be Xtraordinary | Somos un equipo comprometido y apasionado compuesto por expertos en el desarrollo de herramientas de comunicación y tecnología que, a su vez, somos madres, padres, tíos, familiares y amigos de personas con autismo y otras características de la neurodiversidad. Nos dedicamos a desarrollar, crear y difundir herramientas y soluciones tecnológicas y de comunicación centradas en el empoderamiento, inclusión y reconocimiento del valor y potencial que las personas neurodivergentes aportan a la sociedad. Barbara Grane | Fundadora Be Xtraordinary

1 Comment


andycosta24
Jun 23, 2023

Impecable nota, no sólo por el planteo de las problemáticas sino por las soluciones. Ritmo circadiano, no pantallas, ambiente adecuado y contención afectiva. Excelente!

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